20 de agosto de 2019

el comentario 3 comentarios

Rodando Málaga


Salí de Rennes a las 17:00, una hora más tarde porque Vueling.... no Vueled on time.... llegué a Málaga a eso de las 18:30. Me dirijo al Renfe Cercanías para ir hacia Málaga centro, donde había rentado un cuarto por Airbnb a módico precio a un tal Pedro ... con buenas referencias en el sitio, intercambiamos mensajes para avisarle a la hora que llegaría.

Mientras esperaba el tren, ya una hora más tarde de lo pensado, recibo un mensaje de WhatsApp de un tal Peti, preguntando si ya había llegado, imaginé que era el apellido del tal Pedro....

Hablé con él y noté un acento extraño....

-Pedro?

- Sie aquié pides llamarme Piedro soy de Rumanía. Te esperro en el apartiamiento para te explica las cosas....

Bue.... ya con alguna idea más sombría de mi destino, subí al tren con mis dos valijas: la pequeña, con las cuatro rueditas multidirectionales que se maneja de maravillas y la grande de 23 kg con dos ruedas fijas y robustas e inamovibles en otra dirección que no sea avance recto y hacen que maldiga al infeliz diseñador de Samsonite que la diseñó - hijo de su madre meretriz. Espero que arda en el infierno de los maleteros - acarreando toda la eternidad su infame creación y con escaleras mecánicas fuera de servicio

En fin, subí al tren, repleto de gente que volvía de las playas. Estaciono como puedo el mamut de dos ruedas junto al asiento donde se hallaba un joven morena, que charlaba con otras tres muy jocosas sobre su día de playa. No la vi muy bien, pero creo que tendría unos 29 - 30 años, piel morena, ojos negros, mirada profunda sonrisa resplandeciente, labios rojos, trenzas afro, manos sutiles, piel de terciopelo, estimo como 1,70 de estatura, vestido claro de playa, sandalias con brillos y pies perfectamente cuidados, caderas generosas, corazón grande y ardiente que se traslucía por el vestido.

Me ve.... la veo..., me sonríe y le sonrió y ... hubo una conexión inmediata

Será el aire de Málaga, será mi aspecto de latín lover, con las feromonas que emanaba mi piel después de la ardua caminata de 650 metros bajo el sol y con mi barba salvaje que, refleja la experiencia de una vida excitante - como la de todos los ingenieros electrónicos -

Y Cuando nos miramos, hubo un flash ! Y con una hermosa sonrisa me invita y me dice:

- “.... señor quiere sentarse...”

- no, gracias, estoy bien, le dije con voz sensual algo recia y decepcionada ....

A los 3 minutos, bajaron ella y sus amigas y dejó el asiento vacío que yo ocupé, pero para no desperdiciar lugar y dejar pasar a los que subían

Como dijo mi amigo Marcos, que conozco desde hace muchos años, aunque él no a mi:

“....Antes, cientos de chicas nos cedían sus gracias por pasión y hoy, gracias si por compasión, nos ceden el asiento....

Ya es la segunda vez que me pasa .... tengo que regular mis encantos


J.L. Caresani




3 comentarios:

  1. Aún con el desánimo al ver lo de la chica cediendole el asiento como si fuera un anciano, de todos modos ameritaba no rendirse e intentar el ligue. Qué mal, se le fue.

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  2. Me reído mucho con la historia. En realidad, el protagonista necesita actualizarse, ja ja ja,
    Saludos
    ;;-)

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  3. Genio!!!... Yo sabiamente ya viajo poco en colectivo. Osvaldo Barales

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